LUNES
CONOCIENDO
A MANUEL BELGRANO
·
Observá
los siguientes videos:
v PENSÁ Y RESPONDÉ LAS SIGUIENTES PREGUNTAS.
v ¿Sabes quién es Manuel Belgrano?
v ¿Por qué es importante para nuestra historia?
v ¿Por qué es importante que tengamos una
bandera?
v REALIZÁ UNA LECTURA COMPRENSIVA.
Un
hombre al servicio de la patria
El 20 de junio de 1820, hace 200 años, Manuel
Belgrano moría en su casa de Buenos Aires. Belgrano fue una de las tantas
personas que, en los albores de la Patria, lucharon incansablemente para
ponerle fin al dominio español y alcanzar la libertad en estas tierras. Los
cincuenta años que vivió le bastaron para transformarse en una de las figuras
más importantes de la historia argentina. Nuestro país tiene una inmensa deuda
con él: además de su lucha por el triunfo de la Revolución de Mayo y,
posteriormente, por la independencia, fue un hombre que difundió valores de
honradez, compromiso, sacrificio, compasión y solidaridad, que rechazó premios
y honores, y que siempre luchó por el bien común. A lo largo de su vida siempre
supo sobreponerse a condiciones adversas, y dejar de lado el interés personal
en beneficio del interés general. Belgrano ambicionaba para sí una vida ligada
al pensamiento y a las acciones cívicas, pero las circunstancias de la época lo
obligaron a convertirse en un militar y empuñar las armas.
Sin dudarlo, asumió el sacrificio que la
revolución le reclamaba con un gran compromiso. A pesar de su falta de formación
y su inexperiencia en batalla, siempre condujo a sus hombres con firmeza y
protagonizó numerosos actos de valentía. Desde joven, Belgrano demostró
curiosidad y atracción por los temas más diversos. Formado como abogado,
también estudió economía y desarrolló una intensa labor como periodista.
Además, mostró un gran interés por el desarrollo del comercio, de las
actividades agrícolas, de las manufacturas y, sobre todo, por la educación.
Era un gran lector: en una época caracterizada
por el surgimiento y la difusión de nuevos conocimientos y nuevas ideas leía
con avidez los libros más novedosos. De hecho, fue uno de los principales
responsables de la difusión en estas tierras de las nuevas ideas que surgían en
Europa y que tanto influyeron en los revolucionarios de Mayo. Afortunadamente,
también fue un prolífico escritor; gracias a ello conocemos buena parte de su
pensamiento. Belgrano poseía una intachable integridad y firmes convicciones
patrióticas, y trabajó incansable y desinteresadamente por el progreso del
país. Nunca se negó a enfrentar situaciones difíciles. Debió transitar el final
de su vida acosado por las enfermedades y las dificultades económicas, y
decepcionado por la ingratitud de muchos. El legado de Belgrano para todos los
argentinos es inconmensurable y merece ser recordado.
Los primeros años
Manuel José Joaquín del
Corazón de Jesús Belgrano nació en Buenos Aires el 3 de junio de 1770. Su padre
fue Domingo Belgrano Peri, un comerciante originario del norte de Italia, quien
se instaló en Buenos Aires hacia 1751. Allí se dedicó a diversos negocios, como
el comercio de cueros, con mucho éxito. En 1757, Domingo Belgrano se casó con
María Josefa González Casero, una joven nacida en Santiago del Estero en el seno
de una tradicional familia criolla. El matrimonio se instaló en una vivienda
ubicada en la calle Santo Domingo (la actual avenida Belgrano). En ella
nacieron sus dieciséis hijos, de los cuales Manuel fue el octavo.
Manuel recibió sus primeras
enseñanzas en la Escuela de Dios y, a los 14 años, ingresó en el Real Colegio
de San Carlos. Dos años después, su padre decidió que él y uno de sus hermanos
continuaran su formación en España. Cursó estudios de Leyes en las
universidades de Salamanca y Valladolid. Durante su estancia en Europa, también
recorrió Italia y Francia. Enterado de que la Corona española planeaba crear en
Buenos Aires el Real Consulado de Comercio, en octubre de 1793 Belgrano le
solicitó al rey su nombramiento como funcionario de esa institución. Sus deseos
se vieron cumplidos y, en mayo de 1794, regresó a Buenos Aires para asumir como
secretario del Consulado.
Funcionario de la Corona española
Una vez instalado en la
capital virreinal, Belgrano se dedicó de lleno a la organización del Consulado.
A pesar de los problemas de salud que ya comenzaban a aquejarlo y la muerte de
su padre, su enorme fuerza de voluntad y su entusiasmo le permitieron desplegar
una intensa actividad que abarcó numerosos temas.
El Consulado de Comercio
tenía numerosas funciones. Entre otras, debía ocuparse del fomento de la
agricultura y el comercio, de las actividades manufactureras, de la navegación
y el comercio marítimo. También actuaba como tribunal en los casos de los
juicios entablados entre comerciantes.
ACTIVIDAD
*Diseñá una bandera con los
materiales que tengas en tu casa. (debes enviarle la foto de la bandera a tu
seño).
* Pensá y escribí una frase
que represente tus sentimientos hacia nuestra bandera.
MARTES
LA IMPORTANCIA DE LA EDUCACIÓN
CONTINUAMOS APRENDIENDO.
En
favor de la educación
Belgrano
estaba convencido de que el único camino seguro para alcanzar el progreso era
el impulso de la educación, y de que solo las personas educadas podían
intervenir activamente en la vida de la comunidad y hacer valer sus derechos.
Atribuía muchos de los males que aquejaban al país a la ignorancia y la falta
de establecimientos educativos. Por eso, propuso que se establecieran escuelas
primarias en las ciudades y en el campo. En ellas, la enseñanza debía ser
gratuita para quienes no poseyeran recursos suficientes. También reclamó que
los jueces obligaran a los padres a enviar a sus hijos a la escuela. Para
Belgrano, la misión principal de la educación era preparar a las personas para
el trabajo. Por eso, además de la
enseñanza
elemental, debía ofrecerse la posibilidad de aprender diferentes oficios. Desde
el Consulado, Belgrano propuso la creación de escuelas técnicas de agricultura,
de hilado de lana, de comercio, de dibujo y de náutica. De todas ellas, solo
fueron creadas las dos últimas. Belgrano también se ocupó de la educación de
las mujeres, una actitud de avanzada en una época en la que el tema no merecía
la atención de casi nadie. Así, propuso la educación de las niñas en escuelas
gratuitas, en las que se les enseñara a leer y escribir. Además, estaba
convencido de que había que enseñarles algunas manualidades, como bordar y
coser, que les permitieran ganarse la vida de forma provechosa.
Belgrano, periodista
Entre las numerosas y
diversas actividades que Belgrano desempeñó a lo largo de su vida, el
periodismo ocupó un lugar muy destacado. En ese entonces, el surgimiento de
nuevos conocimientos e ideas y la necesidad de difundirlos favoreció el
desarrollo de la prensa en muchos países. El fenómeno también se produjo en
Buenos Aires, que contaba con una imprenta comprada por el virrey Vértiz en
1780. Así, en los primeros años del siglo XIX, en la capital virreinal
aparecieron algunos periódicos, como el Telégrafo Mercantil, el Semanario de
Agricultura, Industria y Comercio, el Correo de Comercio y, luego de la
Revolución de Mayo de 1810, la Gazeta de Buenos-Ayres. Apenas llegado de
España, Belgrano se desempeñó como colaborador del Correo Mercantil de España y
sus Indias, que
brindaba información sobre
las colonias españolas en América. Posteriormente, también escribió numerosos
artículos para el Telégrafo Mercantil y el Semanario de Agricultura. A
comienzos de 1810, el virrey Cisneros le propuso a Belgrano la dirección de un
nuevo periódico: el Correo de Comercio. Años después, cuando se desempeñaba
como general en el Norte, Belgrano volvió a ejercer su vocación de periodista:
en 1818 creó un periódico que llamó Diario Militar del Ejército Auxiliador del
Perú, que distribuía entre los soldados y los pobladores de las zonas que
atravesaba.
ACTIVIDAD
°Pensá
y respondé:
*¿Qué
pensás sobre la educación?
*¿Cuál
es la importancia de educarse?
*Escribí
una reflexión sobre la siguiente frase:
“LA EDUCACIÓN NO CAMBIA EL MUNDO, CAMBIA A LAS PERSONAS QUE VAN
A CAMBIAR EL MUNDO”.
*¿Qué
condiciones debe reunir un buen periodista, además de sus conocimientos?
JUGANDO
A SER PERIODISTA
·
Si tuvieras
enfrente a Belgrano, ¿Qué le preguntarías sobre la educación?
MIÉRCOLES
Las invasiones inglesas
En
junio de 1806, tropas inglesas comandadas por el general William Beresford
desembarcaron en las cercanías de Buenos Aires y emprendieron la marcha hacia
la ciudad. Por entonces, Belgrano integraba las milicias urbanas que debían
encargarse de la defensa de la ciudad. En ese momento, Buenos Aires no contaba
con fuerzas suficientes para repeler a los invasores. Entonces, siguiendo los
planes existentes, el virrey Sobremonte partió hacia Córdoba con el tesoro del
virreinato. Ante este panorama, Beresford y sus hombres ocuparon la capital
virreinal sin mayores problemas. Belgrano intentó convencer a los demás
integrantes del Consulado de poner a salvo los archivos del organismo y marchar
junto con el virrey. Sin embargo, su pedido no tuvo éxito: tal como lo hizo el
resto de las autoridades españolas, juraron fidelidad al rey de Inglaterra.
Indignado y decidido a no hacer lo mismo, Belgrano se marchó a la Banda
Oriental.
Finalmente,
luego de 46 días de ocupación, los ingleses fueron expulsados por una fuerza
proveniente de Montevideo, organizada por el militar Santiago de Liniers, y las
milicias de vecinos porteñas. Ante el temor de una nueva invasión, Liniers
dispuso la reorganización de las milicias. Belgrano se incorporó al Regimiento
de Patricios. Al poco tiempo, fue nombrado sargento mayor. La desorganización
de la defensa en 1806 le había mostrado, según sus propias palabras, que “no
era lo mismo vestir el uniforme militar que ser un militar”. Por eso, dedicó
algún tiempo a la instrucción castrense. En junio de 1807, los ingleses
volvieron, esta vez con una fuerza mucho mayor que la de un año antes. Sin
embargo, tras encarnizados combates en las calles de Buenos Aires, las milicias
organizadas por Liniers lograron la rendición de los invasores. Belgrano
participó en la defensa de la ciudad como integrante de los Patricios.
Vocal
de la Primera Junta
En 1808, el ejército
francés invadió España y el rey Fernando VII fue apresado. Ante el cautiverio
del monarca, su hermana, la infanta Carlota Joaquina, reclamó sus derechos
sobre los territorios americanos. Un grupo de criollos, entre los que se
hallaba Belgrano, idearon un proyecto que consistía en coronar a Carlota. Sin
embargo, no lograron el apoyo necesario y la idea no prosperó. En 1809,
Baltasar Hidalgo de Cisneros llegó a Buenos Aires para reemplazar al virrey
Liniers. Belgrano se oponía a la designación del nuevo virrey e intentó, sin
éxito, convencer a Liniers de que no entregara el mando. Cuando Cisneros asumió
el cargo, Belgrano temió ser arrestado por desleal y decidió marcharse por un
tiempo a la Banda Oriental. Al poco tiempo, cuando sus amigos lo convencieron
de que no corría peligro, regresó a Buenos Aires. En enero de 1810, el propio
Cisneros le encargó la publicación de un nuevo periódico: el Correo de
Comercio. Luego de aceptar la propuesta, renunció a su cargo en el Consulado.
Por entonces, Belgrano y otros criollos, como Juan José Castelli, Antonio
Beruti y Juan José Paso, mantenían reuniones secretas en las que discutían qué
camino seguir frente a la caótica situación en España. A comienzos de mayo de
1810 llegó a Buenos Aires la noticia de la caída de la Junta de Sevilla en
manos de los franceses. La noticia tuvo un profundo impacto en la ciudad:
muchos comenzaron a preguntarse si el virrey debía seguir en su cargo cuando la
autoridad que lo había nombrado ya no existía. Y si no era él, ¿quién debía
gobernar? Por esos días,
Belgrano se hallaba fuera de la ciudad, pero volvió rápidamente. Según sus
palabras, “me mandaron llamar mis amigos de Buenos Aires diciéndome que había
llegado la hora de trabajar por la patria para alcanzar la libertad y la
independencia deseada”.
El 19 de mayo, Belgrano y
Cornelio Saavedra se presentaron ante las autoridades del Cabildo y exigieron
la reunión de un cabildo abierto que discutiera si el virrey debía permanecer o
no en su
cargo y eligiera una junta de gobierno. Luego
de negarse terminantemente, Cisneros debió ceder y convocó a la reunión para el
día 22. Durante las discusiones, Belgrano no hizo uso de la palabra, pero a la
hora de votar fue uno de los que se inclinó por la destitución del virrey y el
encargo al Cabildo de la designación de un nuevo gobierno. Cuando el 25 de mayo
el Cabildo designó a la Primera Junta, Belgrano fue elegido como uno de sus
vocales.
La campaña al Paraguay
Luego de asumir el poder,
la Primera Junta debió enfrentar un gran desafío: lograr que su autoridad fuera
aceptada en todo el territorio que hasta entonces había conformado el
virreinato del Río de la Plata. Así fue como, luego de informarles sobre los hechos
sucedidos en Buenos Aires en mayo de 1810, invitó a las ciudades del Interior a
enviar representantes a Buenos Aires para discutir los pasos a seguir. Algunas,
como Santa Fe, adhirieron rápidamente a la revolución. Pero la autoridad de la
Junta no fue aceptada en todos lados. Otras zonas, como Córdoba, el Alto Perú,
la Banda Oriental y el Paraguay, la rechazaron y manifestaron su lealtad a la
Corona española. Para someter a esas regiones, que ponían en riesgo el triunfo
de la revolución, la Junta decidió enviar expediciones armadas. En septiembre
de 1810, la Junta envió a Belgrano a la Banda Oriental para que pusiera a la
región bajo su autoridad. Sin embargo, llegó entonces a Buenos Aires la
información de que tropas realistas provenientes del Paraguay se habían
internado en el territorio de Misiones. Ante esa situación, la Junta decidió
que Belgrano marchara hacia allá.
Cuando llegó a Santo Tomé,
Belgrano pasó revista a sus tropas. El estado de estas era calamitoso: eran
escasas, indisciplinadas y tenían poco armamento. Según Belgrano “[…] los
soldados son todos bisoños […]; asimismo las carabinas en la mayor parte son
malísimas […], pues según me aseguran estos jefes a los tres o cuatro tiros
quedan inútiles”. El 1.º de octubre, Belgrano entró en Santa Fe. La llegada del
general porteño alteró la calma habitual de la ciudad. La población se volcó a
las calles y le brindó un caluroso recibimiento. Durante su estancia en Santa
Fe, Belgrano desplegó una intensa actividad para poner su ejército en condiciones
antes de emprender la marcha al Paraguay. Los santafesinos respondieron con
generosidad: hombres, armas, ganado, caballos, carretas y hasta pequeñas
embarcaciones engrosaron las tropas. Conmovido ante la actitud de la población,
le concedió a Santa Fe el título de Noble. Uno de los casos de desprendimiento
más conocidos es el de Gregoria Pérez Larramendi de Denis, quien puso a
disposición de Belgrano todos sus bienes. El 8 de octubre, Belgrano y sus
tropas abandonaron Santa Fe rumbo al pequeño poblado de la Bajada, del otro
lado del Paraná, donde recibió algunos refuerzos. Belgrano consideraba muy
importante el desarrollo de nuevos poblados en el territorio de la patria que
estaba naciendo. Por eso, durante la marcha dispuso la fundación de los pueblos
de Mandisoví y Curuzú Cuatiá.
El
fracaso de la expedición
Los poco más de 1.000 hombres que integraban
las tropas debieron marchar a través de una región surcada por numerosos ríos y
pantanos difíciles de franquear. Las penurias se agravaban por la escasez de
recursos y por lluvias abundantes y temperaturas muy altas. Sin embargo,
ninguno de estos obstáculos amedrentó al general patriota. Luego de cruzar el
río Paraná, las fuerzas patriotas vencieron a los realistas en Campichuelo.
Desde allí continuaron avanzando sobre el territorio paraguayo hasta las
cercanías de Paraguarí, donde se produjo un nuevo enfrentamiento. Tras un
comienzo desfavorable, las fuerzas realistas lograron recuperarse y
contraatacaron. Ante la gran superioridad del enemigo, Belgrano ordenó la
retirada hasta el río Tacuarí, donde estableció su campamento a la espera de
refuerzos procedentes de Buenos Aires. Unas semanas después, los realistas
iniciaron el ataque contra los patriotas. Durante la lucha, el jefe enemigo lo
intimó a rendirse. Belgrano rechazó la propuesta en forma terminante y decidió
seguir combatiendo. Sin embargo, cuando la derrota era inevitable llegó a un
acuerdo con el gobernador enemigo y abandonó el territorio paraguayo. El
fracaso de la expedición se debió a la superioridad militar del enemigo, la
pobre instrucción militar de las fuerzas patriotas y la escasez de recursos.
Belgrano pudo haberse negado a encabezar la expedición debido a su
inexperiencia como militar y a sus problemas de salud; sin embargo, prefirió
dejar de lado cualquier excusa y anteponer su propio sacrificio personal en
beneficio de la revolución.
En abril de 1811, la Junta
Grande le ordenó a Belgrano retornar a Buenos Aires. Las autoridades habían
decidido someterlo a juicio debido a que lo consideraban responsable del
fracaso de la campaña al Paraguay. Sin embargo, nadie se presentó a declarar en
su contra: los oficiales que habían actuado bajo su mando resaltaron los
valores demostrados por su jefe. Finalmente, la Junta declaró que el general
Belgrano había actuado “con un valor, celo y constancia dignos del
reconocimiento de la Patria”. En noviembre de 1811, Belgrano fue designado jefe
del Regimiento de Patricios. En una muestra más de su abnegación, decidió
renunciar a la mitad de su sueldo. Pocos días después de asumir el mando, se
produjo un hecho que obligó a Belgrano y a las autoridades a actuar con dureza
para mantener la disciplina. El episodio, conocido como “el Motín de las
Trenzas”, se produjo cuando el nuevo jefe les ordenó a sus hombres que debían
cortarse la trenza que lucían en su cabello. Las tropas se negaron a cumplir la
orden y se sublevaron.
ACTIVIDAD
- RESPONDÉ LAS SIGUIENTES PREGUNTAS.
- ¿Qué sucedió en las invasiones inglesas?
- ¿Por qué te parece que Belgrano se
destacó en ellas?
- ¿Habrá sido partidario de las ideas
inglesas o de las ideas que reinaban en América, más precisamente en el
Virreinato del Río de la Plata?
- ¿Cuál fue la participación de Manuel
Belgrano durante la Semana de Mayo?
- ¿Qué cargo ocupó en el Primer Gobierno
Patrio?
- ¿Cuáles eran sus ideas como vocal del
Primer Gobierno Patrio?
- ¿Qué características tenía el territorio?
Escribí las preguntas.
JUEVES
CONTINUAMOS
· Leé los siguientes textos con mucha atención.
Belgrano
nuevamente en Santa Fe
A comienzos de 1812,
Belgrano volvió a Santa Fe. En ese entonces, las zonas costeras sobre el río
Paraná sufrían permanentes ataques de los españoles de la Banda Oriental, que
contaban con una importante fuerza naval. Periódicamente, los barcos realistas
remontaban el Paraná y atacaban las poblaciones y las estancias cercanas a sus
costas. Con el fin de organizar la defensa de la zona, en enero de 1812 el
Primer Triunvirato le ordenó a Belgrano que se trasladara a Rosario. Una vez
allí, dispuso la formación de dos baterías de cañones. Una de ellas, a la que
llamó Libertad, fue instalada en las barrancas de la villa.
Belgrano advirtió la
necesidad de contar con un emblema para distinguir a sus tropas de las
realistas. Por eso, el 13 de febrero le solicitó al Gobierno central que
autorizara el uso de una escarapela. Para Belgrano el uso de la escarapela
mostraría “la firme resolución en que estamos de sostener la independencia de
América”. Pocos días después llegó la respuesta del Triunvirato, que ordenaba
que las fuerzas patriotas debían usar el nuevo distintivo: “En acuerdo de hoy
se ha resuelto que desde esta fecha en adelante se haga, se reconozca y use la
escarapela nacional de las Provincias Unidas del Río de la Plata, declarándose
por tal la de los colores blanco y azul celeste”.
La otra, a la que bautizó
Independencia, se levantó del otro lado del río, en la isla del Espinillo. El
26 de febrero, Belgrano le informó al Triunvirato sobre el avance en la
instalación de las baterías: “Con la actividad, celo, eficacia y conocimientos
del teniente coronel don Ángel Monasterio, caminan los principales trabajos de
las baterías a su conclusión; esta tarde se ha pasado un cañón a la batería de
la Independencia, la de la isla, y pienso poder decir mañana a V. E. que quedan
los tres colocados, con su dotación, municiones y guarnición. Inmediatamente se
pasará a construir y colocar las explanadas en la batería de la Libertad, la de
la barranca, donde se trabaja con el mayor empeño, para situar cuanto antes los
cañones; no se pierde momento, pero la obra es grande, y no es posible
acelerarla tanto como se quisiera […]”
La
escarapela y la bandera
Belgrano advirtió la necesidad de contar con
un emblema para distinguir a sus tropas de las realistas. Por eso, el 13 de
febrero le solicitó al Gobierno central que autorizara el uso de una
escarapela. Para Belgrano el uso de la escarapela mostraría “la firme
resolución en que estamos de sostener la independencia de América”. Pocos días
después llegó la respuesta del Triunvirato, que ordenaba que las fuerzas
patriotas debían usar el nuevo distintivo: “En acuerdo de hoy se ha resuelto
que desde esta fecha en adelante se haga, se reconozca y use la escarapela
nacional de las Provincias Unidas del Río de la Plata, declarándose por tal la
de los colores blanco y azul celeste”.
Entusiasmado por la
disposición del Gobierno, Belgrano decidió ir más allá y planteó la necesidad
de crear también una bandera.
ACTIVIDAD
*Observá ambas caras de uno
de los billetes vigente de nuestro sistema monetario de $10. En una de las
caras está Belgrano, en la cara del revés, hay un monumento.
Averiguá:
¿Cuál es?
¿Dónde se encuentra
ubicado?
VIERNES
· Para saber más…
En el Ejército del Norte
Cuando todavía se hallaba en Rosario, Belgrano
fue designado jefe del Ejército Auxiliador del Alto Perú. El 1.º de marzo de
1812 el general emprendió la marcha a Tucumán y, luego, a la Posta de Yatasto,
en Salta. Allí, Juan Martín de Pueyrredón le entregó el mando de los 1.500
hombres que integraban las fuerzas patriotas. Rápidamente, el nuevo jefe puso
manos a la obra para disciplinar, organizar e instruir a sus soldados. El 25 de
mayo de 1812, cuando el ejército se hallaba estacionado en Jujuy, Belgrano
ordenó izar y bendecir la bandera celeste y blanca.
Mientras tanto, un poderoso
ejército español había entrado en la ciudad de Chuquisaca, en la actual
Bolivia, y comenzado a marchar hacia el sur. La situación se agravaba para los patriotas.
Además del avance de los realistas desde el norte, una parte de la población de
la zona se mostraba hostil hacia la revolución. Esto era así sobre todo entre
algunos comerciantes, cuyas actividades se veían perjudicadas por la guerra.
Belgrano decidió entonces tomar una medida extrema y arriesgada: el ejército y
los pobladores debían marchar a Tucumán y dejar al enemigo solo tierra
arrasada, sin recursos que le permitieran abastecerse. Este hecho heroico fue
conocido como el Éxodo Jujeño. Las órdenes del general fueron terminantes:
cuando llegaran, los españoles no debían hallar nada. Además, estableció que
aquellos que se negaran a cumplir esas medidas serían fusilados y sus
propiedades, incendiadas. Finalmente, el 23 de agosto se inició la retirada
hacia el sur.
Belgrano permaneció en la
ciudad hasta la noche para asegurarse de que nadie se quedara en ella. A pesar
de las dificultades que entrañaba la marcha, el repliegue se realizó en un
tiempo muy corto: en solo cinco días lograron recorrer 250 kilómetros y, poco
después, llegar a Tucumán. Cuando los realistas entraron en Jujuy, hallaron una
ciudad totalmente abandonada y desierta.
Belgrano y la guerra por la Independencia
Ø Observá las siguientes imágenes. Luego,
respondé.
Ø ¿Conocías el nombre de estas batallas?
Ø ¿Sabías que Manuel Belgrano participó de
ellas?
Ø ¿Qué sensaciones te despertaron estas
pinturas?
Ø Investigá y completá el siguiente cuadro.
BATALLA DE TUCUMÁN
|
BATALLA DE SALTA
|
Lugar:
|
Lugar:
|
Fecha:
|
Fecha:
|
Contrincantes:
|
Contrincantes:
|
Resultado:
|
Resultado:
|
Consecuencia:
|
Consecuencia:
|
Vilcapugio y Ayohuma
Luego del triunfo en Salta, Belgrano y su
ejército emprendieron la marcha hacia el norte. Después de pasar por Jujuy,
ingresaron en el Alto Perú, y prosiguieron hasta la ciudad de Potosí. En ella,
Belgrano se dedicó a reorganizar el ejército. Aunque se trataba de una zona en
la que la mayoría de sus pobladores no mostraban simpatía por la revolución, el
general logró incrementar sus fuerzas. Al frente de ellas retomó el avance
hacia el norte en busca de los españoles.
En septiembre, los
patriotas llegaron a la pampa de Vilcapugio, donde el 1.º de octubre de 1813
fueron atacados por sorpresa y vencidos por las tropas realistas. Al anochecer,
Belgrano y sus hombres emprendieron la retirada hasta el poblado de Macha,
donde establecieron el cuartel general. Tiempo después, el 14 de noviembre, el
ejército patriota sufrió una nueva derrota en Ayohuma. Belgrano decidió
entonces retirarse nuevamente hasta Tucumán.
El encuentro con José de San
Martín en Yatasto
Luego de las derrotas de Vilcapugio y Ayohuma,
la revolución se hallaba nuevamente en peligro: los realistas habían logrado
establecer su dominio sobre el Alto Perú y amenazaban con una invasión del
noroeste. Belgrano le solicitó al Triunvirato que lo relevara del mando del
Ejército del Norte. En su reemplazo, fue designado el general José de San
Martín. Aunque no se conocían personalmente, ambos próceres habían entablado
amistad por correspondencia. Tras las batallas de Tucumán y Salta, San Martín
le escribió a Belgrano desde Buenos Aires para felicitarlo por las victorias.
El encuentro entre ambos
líderes se produjo el 29 de enero de 1814, muy cerca de Yatasto. Luego de
pasarle el mando del ejército, Belgrano se puso a las órdenes de San Martín.
Cuando fue llamado a Buenos Aires para rendir cuentas por las derrotas de
Vilcapugio y Ayohuma, San Martín intentó convencer al Gobierno de que le
permitiera permanecer a su lado. Entre otras razones, el nuevo jefe afirmaba
que desconocía el territorio donde se hallaba y las costumbres de sus
pobladores, algo absolutamente necesario para conducir la guerra con éxito, y
que Belgrano podría brindarle esa información. A pesar de la insistencia de San
Martín, Belgrano debió partir hacia Buenos Aires. Fue un viaje muy largo, que
debió realizar en muy mal estado de salud. Mientras se hallaba en una quinta en
las afueras de Buenos Aires tratando de recuperarse, el Director Supremo, Juan
Martín de Pueyrredón, decidió que no había ninguna causa para juzgar a Belgrano
por su actuación en el Norte y resolvió absolverlo.
En el Congreso de Tucumán
En 1816 Belgrano se dirigió
a Tucumán, donde sesionaba el congreso que declararía la independencia de las
Provincias Unidas. Su misión era informar a los congresales sobre diversas
gestiones diplomáticas que había realizado en Europa. Allí, se manifestó en
favor del establecimiento de una monarquía constitucional encabezada por un
descendiente de los incas. Con el decidido apoyo de San Martín, volvió a ser
designado jefe del Ejército del Norte. Además de apoyar las luchas que Güemes
libraba contra los realistas en Salta, debió intervenir en algunos de los
numerosos conflictos internos que por entonces azotaban a las Provincias
Unidas.
Ø Buscá información sobre los últimos días de
Manuel Belgrano y escribí un breve texto (no te olvides de utilizar como
mínimo, dos párrafos).
No hay comentarios:
Publicar un comentario